Narciso Perales Herrero (La Línea de la Concepción, Cádiz, 3 de septiembre de 1914 - Madrid, 18 de junio de 1993) fue un médico español, profesor en Medicina del Trabajo de fama mundial, y un conocido falangista. Como profesional de la medicina, es el médico que más veces ha representado a España en foros internacionales. Sus libros y estudios obran en organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud y Naciones Unidas. Como falangista, Narciso Perales fue un vieja guardia conocido, que pasó de ser condecorado por orden de José Antonio Primo de Rivera a ser confinado y represaliado bajo la dictadura franquista por diferencias ideológicas. Perales intentó refundar una auténtica Falange y posteriormente optó por nuevas formas para diferenciarse del régimen. República y guerra civil Narciso Perales fue condecorado el 20 de octubre de 1935 con la más alta distinción por orden de José Antonio Primo de Rivera: “Se concede la Palma de plata a los camaradas Sancho Dávila, Martín Ruiz, Eduardo Rivas y Narciso Perales”. En plena guerra civil, Narciso Perales solicitó ser relevado de su cargo de delegado extraordinario en Granada, donde había protegido a los hermanos Rosales, también falangistas, acusados de asilar al poeta Federico García Lorca. Perales disentía de la mansedumbre de Raimundo Fernández Cuesta, que negaba la oportunidad de aplicar el programa original de la Falange. Fernández-Cuesta le trasladó a Málaga, para evitar cualquier conato de insubordinación a Francisco Franco. En junio de 1938, el doctor Perales se incorporó como voluntario al frente de Teruel. Abandono de Falange Española Con el franquismo, fue Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento de León durante varios años en la posguerra. Amigo personal de Serrano Suñer, el "cuñadísimo", tuvo desavenencias ideológicas con el régimen que se manifestaron en el I Congreso Nacional de Falange el 29 de octubre de 1953, “en el que Fernández Cuesta, sin decirlo, abandonó la utopía nacionalsindicalista” [sin referencias]. En 1963, Perales formó el clandestino Frente Nacional de Trabajadores, FNT; y a la vez que el FNT se creó una rama estudiantil, el Frente de Estudiantes Sindicalistas, FES. En los años 60 intentó dinamitar el Peñón de Gibraltar. Actividad en el FSR/FNAL En 1966, el doctor Perales abandonó esas organizaciones, se radicalizó y fundó el Frente Sindicalista Revolucionario, FSR, que tomó como bandera la roja y negra y como símbolo una espiral negra, que representa la renovación que el grupo aspiraba a realizar, desde dentro y hacia fuera. El FSR quedó constituido por medio de una asamblea semiclandestina celebrada en Madrid y que supuso el retorno de Manuel Hedilla, tras veintinueve años de retirada, a la actividad política. Hedilla fue elegido presidente y Narciso Perales vicepresidente. Ambos eran falangistas y católicos devotos. La organización fue declarada ilegal y continuó su actuación desde la clandestinidad, luchando por desarrollar contactos con elementos opositores de la izquierda trabajadora: en esa labor destacó Ceferino Maestu. Apoyó una serie de huelgas ilegales e incluso discutió estrategias para un golpe de estado. En 1968, cuando Hedilla se escindió y creó el Frente Nacional de Alianza Libre (FNAL), evitando la palabra revolucionario, en el que entró Blas Piñar. El FNAL realizó una labor interior, buscando reagrupar a los falangistas dispersos y sirviendo de cobertura legal al FSR, más radical, que militó hacia el exterior en fábricas y centros de trabajo. Muchos de los militantes del FSR se decantaron hacia el sindicalismo autogestionario y estudiaron el ejemplo de Tito en Yugoslavia. Cuando en 1970 murió Manuel Hedilla, jefe nacional, Narciso Perales no asumió la jefatura del FSR/FNAL, sino que cedió el cargo a Patricio González de Canales. Los elementos más derechistas del FNAL dejaron el grupo para ingresar en Fuerza Nueva. El FSR, reforzado por antiguos militantes del FNAL, inició la década de los años 1970 variando el objetivo, lanzando un nuevo intento de rescatar el nacional-sindicalismo. En 1975, Narciso Perales se marchó del grupo para ingresar en Falange Española auténtica. Narciso Perales murió en Madrid, el 18 de junio de 1993.
"No pretendemos la conquista del poder, sino su distribución. La única sociedad humana, según nuestra concepción, es la que se basa en la libertad de los hombres, no en el dominio de unos sobre otros. No queremos amos y esclavos, señores y siervos."
Narciso Perales.
"La Falange era un movimiento revolucionario porque pretendía cambios muy profundos en la sociedad española de entonces, cambios que siguen siendo necesarios ahora. José Antonio preconizaba una síntesis superadora de las opciones contrarias: al mismo tiempo que la defensa de los valores del espíritu y del entendimiento de la patria como unidad de destino en lo universal, pretendía hacer una revolución social. La reforma agraria entregaría el campo a los campesinos, se realizaría el ideal de que la tierra debe ser para el que la trabaja; la banca sería nacionalizada porque no consideraba justo que el ahorro de todos los españoles sirviera como negocio para unos cuantos que dominarían la economía entera del país."
"Se cumplieron las predicciones de José Antonio escritas antes de la guerra, donde se decía que la Falange podía asistir y ayudar sin quererlo a la restauración de una mediocridad burguesa conservadora, de la que tenemos en España tan amplias muestras, orlada, para mayor escarnio, con el resorte coreográfico de las camisas azules".
"Los falangistas estaban dispuestos a hacerlo todo por la consecución de todo su ideario; los tradicionalistas, igualmente. Entonces, no eran de fiar para el mismo Franco. Así, fueron sustituidos los auténticos por los pseudofalangistas, pseudotradicionalistas, con los que contó finalmente, pero de forma progresivamente decreciente, porque de forma progresivamente creciente, fue contando con los grupos de la derecha organizada aunque, repito, sin constituir partido, innominadamente. Hasta el final de su dictadura fue así."
"Se cumplieron las predicciones de José Antonio escritas antes de la guerra, donde se decía que la Falange podía asistir y ayudar sin quererlo a la restauración de una mediocridad burguesa conservadora, de la que tenemos en España tan amplias muestras, orlada, para mayor escarnio, con el resorte coreográfico de las camisas azules".
"Los falangistas estaban dispuestos a hacerlo todo por la consecución de todo su ideario; los tradicionalistas, igualmente. Entonces, no eran de fiar para el mismo Franco. Así, fueron sustituidos los auténticos por los pseudofalangistas, pseudotradicionalistas, con los que contó finalmente, pero de forma progresivamente decreciente, porque de forma progresivamente creciente, fue contando con los grupos de la derecha organizada aunque, repito, sin constituir partido, innominadamente. Hasta el final de su dictadura fue así."
Narciso Perales.