Con este título la editorial Nueva República, desconocía su existencia, ha sacado a la luz un nuevo libro, compilación de escritos, artículos y entrevistas de Narciso Perales Herrero, en mi opinión, y en la de muchos, III Jefe Nacional de Falange Española de las JONS. Por encima de ello un hombre honrado, leal, amigo de sus amigos, y falangista auténtico donde los haya. Escribir para mí del Doctor Perales es tarea fácil. Amigo de mi padre, médico de la familia, y después, camarada y Jefe. Yo fui siempre “Miguelito” para él, el niño pequeño de Manolo Hedilla, enfermizo y gordinflón. En casa fue siempre el Doctor Perales, que a cualquier hora del día o de la noche venía a visitar a los enfermos, a charlar un rato con mi padre y a plantearle cualquier nueva conspiración contra el régimen de Franco. Durante toda la enfermedad de Manuel Hedilla, que falleció de cáncer de pulmón el 4 de febrero de 1970, no hubo un solo día, repito un solo día, que el Dr. Perales no estuviese a primera hora de la mañana y a última hora de la noche, en la habitación 202 del hoy Hospital Gregorio Marañón de Madrid, entonces Ciudad Sanitaria Francisco Franco. ¡¡Han pasado tantos años!! Leer lo que pensaba, decía y defendía el Dr. Perales, de por si merece la pena. Eso es lo interesante del libro y con lo que hay que quedarse. Fue un falangista de verdad, comprometido con la causa desde casi la fundación de Falange y perfecto conocedor del pensamiento Joseantoniano. Falange SI Movimiento NO, fue su eslogan durante toda su vida. Allí por donde iba siempre manifestaba una triple verdad: La Falange no era lo mismo que el Movimiento Nacional. El Franquismo ha prostituido y manipulado el pensamiento de José Antonio. La Revolución aun es posible. Son especialmente interesantes, dentro de la recopilación recogida en el libro, la conferencia que bajo el titulo Falange hoy pronunció en Barcelona el 9 de marzo de 1.968, y la entrevista que le hizo el periodista José Carlos Clemente para el libro Conversaciones con las corrientes políticas de España, se puede leer en esta última la siguiente frase: Identificar a la Falange con el Movimiento a estas alturas, no puede ser más que una maniobra interesada. Los que, históricamente o no, fueron falangistas y son del Movimiento, son del Movimiento pero no son falangistas…. Su faceta de médico, especialista en medicina del trabajo, no es especialmente conocida en el mundillo “azul”. A él se debe entre otras cosas el reconocimiento de la silicosis, mal de los mineros, como enfermedad profesional, siendo esto es solo un ejemplo de lo mucho que trabajó y consiguió por esa parte tan comprometida de la medicina, en donde era considerado un experto de primer orden y una autoridad internacional. No me resisto a comentar, brevemente, algunas otras cosas, a Dios gracias insignificantes en el contexto de la obra, que aparecen en el libro. Me refiero a algunas manifestaciones que el recopilador, José Luís Martínez Morant, hace en la introducción sin ningún tipo de pudor. Primera cuando compara a José Antonio, Hedilla, Patricio González de Canales, y al Dr. Perales con Diego Márquez y Martínez Eguilaz. Menudo atrevimiento. Pensaba que había visto, oído y leído casi todo. En segundo lugar osa Martínez Morant a escribir, echándole valor y falsedad al asunto, que el Sr. Martínez Eguilaz fue consejero particular de Manuel Hedilla. Me entero ahora mismo de la Consejería. No obstante por si acaso he preguntado a mi madre, la cual me dice que ni siquiera sabe quién es. No se pierde nada. También he consultado por teléfono con uno de sus verdaderos consejeros, además de amigo, que aun vive. Bueno pues lo conoce, lo desmiente, y naturalmente me reservo la opinión que tiene del susodicho. Por último, esto es de importancia menor, escribe también Martínez Morant, acerca de la presencia del FSR (Frente Sindicalista Revolucionario) y del propio Dr. Perales en la fundación de Falange Española de las JONS (autentica) en el año 1.976. Aclaro y con esto termino. Ni Martínez Morant ni su informador al respecto al que cita en el libro, Pedro Cantero, mal informado entre otras cosas porque se incorporó a la organización bastante después, estuvieron en esa fundación. Estuvimos muy pocos. No éramos más de 60 camaradas. Se formó una Junta Nacional en donde se eligió Jefe a Pedro Conde y Secretario a José María Gussoni. El local en donde celebramos la reunión fue la sede del antiguo sindicato vertical del taxi, conseguido por Carlos Cantalapiedra, entonces funcionario sindical. Narciso Perales (ni el FSR) tampoco estuvo en esa reunión o acto fundacional de 1.976. Ojala hubiese estado, pero no fue así. No obstante lo anterior, no tardó mucho en incorporarse con nosotros a aquella extraordinaria aventura. Su presencia llenó de dignidad y sabiduría al proyecto. Miguel Hedilla Rojas.
"No pretendemos la conquista del poder, sino su distribución. La única sociedad humana, según nuestra concepción, es la que se basa en la libertad de los hombres, no en el dominio de unos sobre otros. No queremos amos y esclavos, señores y siervos."
Narciso Perales.
"La Falange era un movimiento revolucionario porque pretendía cambios muy profundos en la sociedad española de entonces, cambios que siguen siendo necesarios ahora. José Antonio preconizaba una síntesis superadora de las opciones contrarias: al mismo tiempo que la defensa de los valores del espíritu y del entendimiento de la patria como unidad de destino en lo universal, pretendía hacer una revolución social. La reforma agraria entregaría el campo a los campesinos, se realizaría el ideal de que la tierra debe ser para el que la trabaja; la banca sería nacionalizada porque no consideraba justo que el ahorro de todos los españoles sirviera como negocio para unos cuantos que dominarían la economía entera del país."
"Se cumplieron las predicciones de José Antonio escritas antes de la guerra, donde se decía que la Falange podía asistir y ayudar sin quererlo a la restauración de una mediocridad burguesa conservadora, de la que tenemos en España tan amplias muestras, orlada, para mayor escarnio, con el resorte coreográfico de las camisas azules".
"Los falangistas estaban dispuestos a hacerlo todo por la consecución de todo su ideario; los tradicionalistas, igualmente. Entonces, no eran de fiar para el mismo Franco. Así, fueron sustituidos los auténticos por los pseudofalangistas, pseudotradicionalistas, con los que contó finalmente, pero de forma progresivamente decreciente, porque de forma progresivamente creciente, fue contando con los grupos de la derecha organizada aunque, repito, sin constituir partido, innominadamente. Hasta el final de su dictadura fue así."
"Se cumplieron las predicciones de José Antonio escritas antes de la guerra, donde se decía que la Falange podía asistir y ayudar sin quererlo a la restauración de una mediocridad burguesa conservadora, de la que tenemos en España tan amplias muestras, orlada, para mayor escarnio, con el resorte coreográfico de las camisas azules".
"Los falangistas estaban dispuestos a hacerlo todo por la consecución de todo su ideario; los tradicionalistas, igualmente. Entonces, no eran de fiar para el mismo Franco. Así, fueron sustituidos los auténticos por los pseudofalangistas, pseudotradicionalistas, con los que contó finalmente, pero de forma progresivamente decreciente, porque de forma progresivamente creciente, fue contando con los grupos de la derecha organizada aunque, repito, sin constituir partido, innominadamente. Hasta el final de su dictadura fue así."
Narciso Perales.